Se dice que la inexistencia de la luz hacía mayor la aprción de fantasmas y demonios o almas en pena. Pero una de ellas dice que un hombre iba de regreso a casa de su madre. Venía de una fiesta como siempre, entonces, vió a un perro negro, mirándolo fijamente a los ojos. Se calmó y siguió caminando, pero se sobresaltó un poco cuando más adelante, el mismo perro lo miró directamente a los ojos, los ojos rojos sangre del perro penetraban en su mente como una daga atravesandó su pecho. Sudaba, su corazón latía hasta el punto de parecer qerer explotar. Pero peor fue su sorpresa cuando vió que el perro lo perseguía. Corrió y corrió con toda sus fuerzas, y cada vez que miraba para atrás, veía un perro cada vez más grande persiguiendolo, y entonces el perro se conviertió en un monstruo descomunal que lo perseguía a través de las calles. Botando llamaradas de fuego por la nariz y con un olor a azufre por todos lados. Llegó a la casa de su madre. Desesperado, buscó la llave, pero el susto no lo dejaba pensar, así que gritó con todas sus fuerzas y a golpear la puerta, su madre le abrió, y el entró llorando. Le contó a su madre lo sucedido y ella le contestó que ese perro era el perro del Diablo, que lo mejor era que rezara un Padre Nuestro y un Rosario. Creo que ese instante quedará en su mente durante toda su vida
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